El sueño que no tuvo su final feliz
Mónica, 17, León

Nunca imaginé que una forma de morir era que la curiosidad enterrase al dolor en lo más profundo de uno mismo, y todo en cuatro fases: descubrir, comprender, aceptar y despedir.
Descubrí, de la forma más ingenua, que nuestra imaginación llega a su máximo esplendor cuando soñamos.
Comprendí entonces que imaginar era la única forma en la que me podía apoyar para encontrar consuelo.
Acepté, entre lágrimas y tristeza, que en mi imaginación están todos los recuerdos que nunca tendremos.
Por último, te dejé ir. Porque aunque te extrañaré siempre, te recordaré toda la vida.
Descubrí, de la forma más ingenua, que nuestra imaginación llega a su máximo esplendor cuando soñamos.
Comprendí entonces que imaginar era la única forma en la que me podía apoyar para encontrar consuelo.
Acepté, entre lágrimas y tristeza, que en mi imaginación están todos los recuerdos que nunca tendremos.
Por último, te dejé ir. Porque aunque te extrañaré siempre, te recordaré toda la vida.