El comedero
Vargas Hill, 60, Zaragoza
He puesto en el balcón un comedero con semillas para los gorriones que viven en un árbol junto a mi casa.
Son unos pillos: cuando me asomo a la ventana, fingen que se asustan y, de un salto, se marchan.
Pienso mucho en ellos desde que os habéis ido. Son otra familia, con plumas, para mí.
Hoy hacía un calor infernal. Al llegar a casa veo, sorprendida, como sale volando un gorrión de entre las lamas de la fachada. Me quedo parada, pasmada, y oigo un gorjeo.
Están criando, en ese nido, a sus dulces criaturas. Aquí, cerca de mí.
Son unos pillos: cuando me asomo a la ventana, fingen que se asustan y, de un salto, se marchan.
Pienso mucho en ellos desde que os habéis ido. Son otra familia, con plumas, para mí.
Hoy hacía un calor infernal. Al llegar a casa veo, sorprendida, como sale volando un gorrión de entre las lamas de la fachada. Me quedo parada, pasmada, y oigo un gorjeo.
Están criando, en ese nido, a sus dulces criaturas. Aquí, cerca de mí.