El amanecer
Evedrisa, 28, Valladolid
Con las primeras luces de la mañana, la ciudad comenzaba a desperezarse al mismo tiempo que las farolas se apagaban una tras otra.
Bares, cafés y tiendas iban abriendo sus puertas, seguidos al poco por los supermercados y los demás establecimientos.
Como todos los días, Victoria bajó despacio con el carro de la compra de su casa y, como siempre, fue de un sitio a otro cogiendo lo que necesitaba.
Aunque ese día era distinto. Después de hacer sus compras, en su cabeza tomaba forma la cara de su nieto cuando viera delante de sus narices su tarta favorita.
Bares, cafés y tiendas iban abriendo sus puertas, seguidos al poco por los supermercados y los demás establecimientos.
Como todos los días, Victoria bajó despacio con el carro de la compra de su casa y, como siempre, fue de un sitio a otro cogiendo lo que necesitaba.
Aunque ese día era distinto. Después de hacer sus compras, en su cabeza tomaba forma la cara de su nieto cuando viera delante de sus narices su tarta favorita.