Mar de fondo
Luciérnaga, 60, Valencia
El mar de fondo alivia mis penas. Cuando camino por la orilla, en el horizonte veo una luz que irradia ilusiones y esperanzas, haciéndome recordar mis años de juventud, mi pandilla de verano y esos días mágicos en este pueblo costero. De repente, una gaviota se posa en mi hombro. Me observa con cariño y me da un mensaje de aliento cuando interpreto lo que me dice con sus alas extendidas: sigue caminando y no te rindas. Esas olas que llegan a la orilla son el cariño que siempre va a ser tu mejor amigo.