LAS CEREZAS
DAVID, 70, C/ MANUEL AZAÑA 20 5º D

Me despertaron unos cadenciosos pasos.
Procurando no hacer ruido me dirigí hacia la cocina, que era de dónde venía el sonido. La nevera estaba abierta, con su luz pude ver a mi hijo pequeño sentado delante de un gran plato de cerezas, se las estaba comiendo con los ojos cerrados; sabíamos que era sonámbulo. Me alejé sin hacer ruido y me volví a la cama.
Por la mañana le pregunté a mi hijo qué había soñado.
- Que comía cerezas, papá y estoy como empachado.
Mi mujer y yo nos miramos y sonreímos, tenía el pijama lleno de salpicaduras rojas
Procurando no hacer ruido me dirigí hacia la cocina, que era de dónde venía el sonido. La nevera estaba abierta, con su luz pude ver a mi hijo pequeño sentado delante de un gran plato de cerezas, se las estaba comiendo con los ojos cerrados; sabíamos que era sonámbulo. Me alejé sin hacer ruido y me volví a la cama.
Por la mañana le pregunté a mi hijo qué había soñado.
- Que comía cerezas, papá y estoy como empachado.
Mi mujer y yo nos miramos y sonreímos, tenía el pijama lleno de salpicaduras rojas