Girasoles
Pistila, 39, León

Corría entre girasoles lanzando pétalos amarillos, como en una fiesta. De vez en cuando, arrojaba una mirada alrededor. Era inquietante aquella paz, aquel paisaje perfecto.
De repente, todo tuvo sentido, no había pájaros que cantaran, era una señal inequívoca.
Avanzó con paso lento, pasando desapercibida. Se había colado sin permiso y corría el riesgo de quedar atrapada para siempre si él la encontraba.
Logró escapar y, al salir por el marco, se recompuso su pamela y saludó a Vincent mientras quitaba un pegote de oleo de su vestido. Había estado muy cerca de quedar inmortalizada para siempre en aquel lienzo.
De repente, todo tuvo sentido, no había pájaros que cantaran, era una señal inequívoca.
Avanzó con paso lento, pasando desapercibida. Se había colado sin permiso y corría el riesgo de quedar atrapada para siempre si él la encontraba.
Logró escapar y, al salir por el marco, se recompuso su pamela y saludó a Vincent mientras quitaba un pegote de oleo de su vestido. Había estado muy cerca de quedar inmortalizada para siempre en aquel lienzo.