Memorias de una roca
Noe P., 32, O Grove

Un murmullo me anunció su llegada. Cerré fuerte los ojos y apreté los dientes. El mes de enero se me clavaba en cada rincón de mi duro cuerpo y el frío me entumecía, pero nada superaba el miedo de verlo avanzar, arrasando con todo lo que encontraba a su paso. Quise ser la excepción que nunca era.
Me embistió con fuerza y no recuerdo nada más. Solo quedó en mi memoria aquel salino perfume y el beso de espuma que me dio antes de retirarse.
Me estremecí. Aquel beso no sonaba a despedida.
Me embistió con fuerza y no recuerdo nada más. Solo quedó en mi memoria aquel salino perfume y el beso de espuma que me dio antes de retirarse.
Me estremecí. Aquel beso no sonaba a despedida.