Los inicios como maestra rural
Maribel, 61, Salamanca
Aquella jovencita de ciudad, cogió su maleta ligera de equipaje, pero llena de ilusiones y algún que otro miedo a lo desconocido.
Su destino: una pequeña aldea en medio de un valle hermoso.
Por las mañanas la despertaba un gallo, otras veces, los improperios proferidos por algún ganadero que dirigía sus animales.
Ella era un elemento novedoso para el entorno y este, a su vez, le regalaba un sinfín de emociones nuevas, pero sin duda, el mejor regalo de sus inicios fueron esas "almitas infantiles" que tan bien la recibieron y que fueron el germen de su vocación.
Su destino: una pequeña aldea en medio de un valle hermoso.
Por las mañanas la despertaba un gallo, otras veces, los improperios proferidos por algún ganadero que dirigía sus animales.
Ella era un elemento novedoso para el entorno y este, a su vez, le regalaba un sinfín de emociones nuevas, pero sin duda, el mejor regalo de sus inicios fueron esas "almitas infantiles" que tan bien la recibieron y que fueron el germen de su vocación.