EL GATO
JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ, 64, COLUMBRIANOS (León)

Como casi todos los sintechos sueña hasta despierto. Sueños muy vulgares, desde luego: un hogar cálido, comida a diario, libertad para ir y venir… lo normal para alguien que vive en la calle.
Pero anoche, no tocó sueño. Tocó pesadilla, que viene a ser el pariente puñetero e inoportuno del sueño.
Ya despierto, se espurrió hasta quedar tenso como la cuerda de un arpa y enfiló la calle un tanto amilanado, pesaroso, fustigado por la pesadilla. Receloso, se detuvo, prudentemente, en el paso de peatones. No aplazó más el interrogante :
¿ Cuántas vidas me quedan ?
Pero anoche, no tocó sueño. Tocó pesadilla, que viene a ser el pariente puñetero e inoportuno del sueño.
Ya despierto, se espurrió hasta quedar tenso como la cuerda de un arpa y enfiló la calle un tanto amilanado, pesaroso, fustigado por la pesadilla. Receloso, se detuvo, prudentemente, en el paso de peatones. No aplazó más el interrogante :
¿ Cuántas vidas me quedan ?