Una habitación con vistas
Abeja Reina, 34, Madrid
Llamé al timbre y salió mi amiga Adela, nos saludamos y subimos las escaleras, para ir a la habitación donde pasaría unos días de vacaciones. Entré y dejé mis cosas, un gran ventanal ocupaba toda la pared. Me acerqué para ver las vistas y cuál fue mi sorpresa, que no se veía el campo propio de un pueblo de Castilla. ¡Se veía un campo eólico! Una extensión de muchos kilómetros cuadrados, con aerogeneradores de la altura de la Estatua de la Libertad y del Big Ben. El inicio de mis vacaciones comenzaría, con un paseo entre gigantes esa misma tarde.