Helena
Sarastro, 61, Vilaboa, A Coruña

La niña dormía y tenía bellos sueños. Su abuela la despertó porque era tarde.
—Levántate, Helena, que ya es hora.
—Sí, abuelita. Estaba soñando con un jardín de plata, fuentes de cristal, lindas flores y Pegaso que volando me llevaba.
Helena se levantó y tomó su desayuno. Se aseó y preguntó:
—¿Por qué tenemos prisa?
La abuela le contestó:
—Porque hemos quedado con la tía Elisa y la prima Gladis para ir a hacer la compra a Gadis.
Helena se puso muy contenta pues siempre que iban le compraban chocolate con almendras.
—Levántate, Helena, que ya es hora.
—Sí, abuelita. Estaba soñando con un jardín de plata, fuentes de cristal, lindas flores y Pegaso que volando me llevaba.
Helena se levantó y tomó su desayuno. Se aseó y preguntó:
—¿Por qué tenemos prisa?
La abuela le contestó:
—Porque hemos quedado con la tía Elisa y la prima Gladis para ir a hacer la compra a Gadis.
Helena se puso muy contenta pues siempre que iban le compraban chocolate con almendras.