Derrotado, pero salvado
Tintineadora, 17, Palencia

El corazón latía en mi pecho con más fuerza de lo normal, todo mi cuerpo sudaba. Intentaba moverme, pero no podía, el villano me apresaba con sus manos. Mis movimientos bruscos no eran lo suficientemente fuertes para liberarme. Entonces, un ruido llamó mi atención, unos pasos se acercaban hacia mí, pero con tanta luz solo podía distinguir una silueta. Su cómplice acercó a mi brazo una espada afilada. Cerré los ojos y cuando volví a abrirlos, la enfermera hablaba con mi madre, que ya me había soltado y en mi brazo solo pude ver colocada una pequeña tirita.