Bienvenida
Almudena, 48, Madrid
Todo sigue muy oscuro pero, a través de mis párpados cerrados, creo percibir un atisbo de luz a lo lejos. Estoy mareada, el líquido cálido y viscoso que me acoge es una marejada desde hace horas, siento mucha presión por todos lados, y una succión cada vez más enérgica me empuja hacia la luz. Mi mundo se ha puesto en movimiento y lucha por expulsarme de él. No entiendo nada pero algo muy profundo, inexplicable, me instiga también a salir. Fuera, unos gritos me animan y unos brazos, por fin, me reciben. La mirada, emocionada, me da la bienvenida.