Paz
Silvia, 44, Gondomar
Finalista

El sonido del agua a modo de brújula encamina mis pasos hacia aquel paraje. Una pequeña cascada muere en un riachuelo de aguas cristalinas custodiado por un gran sauce que proporciona una sombra que invita al descanso. Tumbada a sus pies, cierro mis ojos y me dejo arrullar por el concierto que sin director ni partitura ameniza mi estancia. El rumor del agua acompasado por la brisa acariciando el follaje, armoniza con el trinar de los pájaros y el croar de alguna rana despistada. Mientras, mis manos rozan la hierba y un rayo de sol atrevido acaricia mi frente. Paz