CAST / GAL

Microrrelatos

Ganadores

El remitente
Póstumo, 25, Valladolid

Cada mañana, Otto recibía una carta idéntica: "Hoy tampoco escaparás". No sabía quién la enviaba ni cuándo comenzó todo. Al principio se reía. Luego dejó de salir. Intentó no abrir el buzón, pero las cartas aparecían bajo la almohada, en los cajones, dentro del pa...

Un remate que deixe marca e non saia voando...
María do Eugenio, 48, Porto do Son

Era unha vez... Pedinlle ó contista a posibilidade de trocar o destino. Eu son unha cativa de oito anos e nunca comín perdices. Pode facer vostede, señor narrador, que as personaxes dos contos rematen saboreando onzas de chocolate? Encantaríame compartir con elas o sabor d...

Caldo tres veces o día
María José, 57, Ortigueira

Na casa o caldo con unto non era só prato, era costume.
O mediodía chegaba, co arrecendo do caldo que se colaba nas roupas e nas paredes, lembrándonos que o fogar tiña alma.
Pola tarde, cando a néboa baixaba polo val e o frío se filtraba polas fiestras, volvía aparece...

Microrrelatos: 4 5 6

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La luna y la hormiga
Ana Belén, 28, Barbate

Una noche cualquiera, la Luna iluminó a una hormiga obrera que la miraba con envidia.
—Si yo fuera tan grande —dijo la hormiga— no temería a nada.
—Y yo —respondió la Luna—, quisiera ser tan pequeña, tan ágil.

Ambas creían que la otra tenía una vida má...

Des(a)tino del salmón
GA280714 en Gaddis Abeba, 59, Vigo

Lo más chocante del obstinado empecinamiento de los salmones por volver al mismo tramo del río donde nacieron es la pertinaz determinación que mostraron años atrás en abandonarlo.

Modo avión
Caramuxi, 22, Sanxenxo

Un ratoncito muerde un trozo de galleta en el jardín. Veo como de repente para de roer y se lo guarda en el moflete. Luego se va. Sigo limpiando la habitación 304.
Hace dos semanas que no respondo a nada, debería de quedar o ir a la playa, pero es que no puedo.

Entro en...

Mi destino
Jose Manuel, 50, A Coruña

Mi destino son tus manos.
Desde el principio han sido tus manos.
Manos jóvenes,
llenas de sueños e ilusiones.
Manos maduras,
manos que trabajan.
Manos de esposa,
manos de amante.
Manos de madre,
manos que acarician.
Manos tristes y temblorosas al despedir...

Círculo del destino
Jan, 39, Monforte de Lemos

Nacieron en una ciudad que ya había ardido.
Juraron no repetir errores, pero repitieron los juramentos de sus padres.
Las revoluciones comenzaron con esperanza y terminaron en tiranías.
Las crisis golpearon, retrocedieron, volvieron.
Historia con disfraz nuevo, alma anti...

El destino
imcorso, 48, Madrid

Cuando recobró el sentido se encontró con unos ojos azules como el mar que lo miraban fijamente. La niña contra la que había chocado tenía la cara tan pegada a la suya que probó a sumergirse en aquellas pupilas y, sin querer, fue testigo de su propia vida: el primer beso...

TOURMALET
gregorio, 76, Cambre

Poco podía imaginar el ciclista que aquella gitana, entre risas y bromas de sus compañeros, al leerle el destino en la palma de la mano durante el descanso previo a la 14.ª etapa del Tour —Pau-Luchon-Superbagnères, con la subida al puerto del Tourmalet—, había acertad...

El roce del silencio
Sergio, 23, Lugo

Siempre coincidieron sin saberlo.
Él dejó el café a las 9:02. Ella entró a las 9:03.
Un paraguas olvidado por él la protegió esa tarde. Una canción que él tarareó se volvió su favorita.
Vidas entrelazadas por el roce de lo invisible.
En una biblioteca, ella hoje�...

O destino é horizonte
Magnolia 13, 64, Ourense

Onte plantei un xirasol que axiña será planta vizosa, aquelada e espreitante. O destino é a maxia dun porvir azaroso e esperanzador para o xirasol.
Choverá, quentará o sol ou virá a treboada amolar o xirasol?
Visitarao a abella, a bolboreta ou o xílgaro cantor? Tecer�...

La herencia
Nuria, 40, León

En esa cajilla había un pañuelo con su esquina bordada: “Semilla de Magnólia”. Terminó de desdoblar el pañuelo sin dejar de pensar que no sabía qué era una semilla y para qué servía. Y allí estaba. Una pequeña pepita de un color rojo intenso. La cogió cuidadosa...

EL DINOSAURIO AZUL
Victoria Estévez, 68, Dexo

Cavaba la tierra con entusiasmo: catorce huecos, catorce rosales. Sonreía mientras recordaba que había comprado esa casa por internet, sin verla y desde el país que acogió a su abuelo, que nunca volvió porque sus hijos se quedaron allí. Su nieto escuchó mientras pudo la...

Con mi cuerpo de mujer
Una nieta, 54, Santa Marta de Tormes

Quizás no fui muy destacable, ni tampoco la más interesante de mirar.
Ya nunca sabré la verdad, pero lo siento, tengo derecho a dudar.
Cumpliré lo que hablamos. O hablé. Te llevaré, peregrinando a Santiago, con mi cuerpo de mujer: es fuerte, a su manera. Créeme.
Qu...

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