CAST / GAL

Sangre caliente y nieve fría
Mateo, 27, Ponteareas

Caliente, la sangre estaba caliente. Ya no sentía el dolor de los cortes. El frío de la nieve en sus pies, la ira que le llevaba a la batalla. Solo sentía el calor de la sangre propia y de sus enemigos cubriendo su cuerpo. Sus cuerpos mutilados a sus pies, desmembrados y sin vida. Se dejó caer en sus rodillas y cerró los ojos, tratando de notar la nieve, el frío una vez más. Y lo sintió, sintió los copos de nieve de la tierra que luchó por proteger derritiéndose en su rostro una vez más antes de morir.
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