Flechazo
Carlos José, 63, Palencia
De improvisto levanto la vista. Se acerca hacia mí, tiene que cruzar por fuerza por mi lado y, en un instante, justo en un segundo, me mira a los ojos. Ineludiblemente nuestras miradas chocan y el tiempo se detiene. Me atrapa en esos ojos grandes, oscuros y ya no hay vuelta atrás: me he perdido dentro de ellos. En un segundo el mundo cambia, alrededor todo desaparece, millones de sensaciones me asaltan. Me ha robado un trozo de alma, necesito que me la devuelva o me la cambie por un trocito de la suya. ¿El alma se puede compartir?