El banco
Ángeles, 55, Ferrol
El sol empezaba a brillar en el horizonte. Ella estaba sentada en su banco y pensaba: "no hay nada mejor que empezar el día así, sentada en nuestro banco, aquel que tantas veces nos vio reírnos, hablar, llorar y hacernos creer que solo estábamos tú, yo, y el amanecer". Y todo empezó allí, viendo un amanecer más, uno de tantos, y ni nos imaginábamos que sería el último que veríamos juntos. Todo se torció en medio minuto, en ese momento en que el sol despunta y se pelea con la luna por estar en lo más alto.