CAST / GAL

La casa siempre gana
Oti, 71, Palencia

No quiso ser la hija obediente, ni la heredera de la familia poderosa, tampoco trabajar en una de las empresas de papá. No eligió las cartas que le tocaron al nacer, pero era dueña de sus decisiones y luchó por su anhelo: ser una gran cantante.
Cuando su carrera despegó y su voz sonaba entre las mejores del país, el destino tozudo se la jugó otra vez. Recibió la fatídica llamada. Sus padres habían muerto en un accidente de carretera.
El escenario de la vida real ponía frente a ella el futuro de muchas familias. Detrás su sueño roto.
Compartir: