La fuerza del destino
Rafuski, 49, PALENCIA
Maria caminaba absorta por aquella avenida mil veces transitada. Parecía secuestrada por la pantalla de quince pulgadas y los cascos inalámbricos que la aislaban de todo lo que sucedía alrededor.
Su visión periférica de las cosas se confió a la rutina para cruzar el paso de cebra. Repentinamente, una mano la rescató del océano de asfalto y de ser engullida por las fauces de aquel autobús de línea.
Sus ojos permanecieron clavados en los de su rescatador, mientras la música de Ana Torroja y la fuerza del destino se convirtieron en los acordes de una nueva historia de amor.
Su visión periférica de las cosas se confió a la rutina para cruzar el paso de cebra. Repentinamente, una mano la rescató del océano de asfalto y de ser engullida por las fauces de aquel autobús de línea.
Sus ojos permanecieron clavados en los de su rescatador, mientras la música de Ana Torroja y la fuerza del destino se convirtieron en los acordes de una nueva historia de amor.