Malo será en Sanxenxo
Carlos, 60, Teo
En el supermercado de Sanxenxo, la clienta madrileña discutía con la pescadera de Santiago: “¿Eso es lubina o besugo?”. Su hijo, en silla de ruedas, reía sin parar. “Es alegría de mar, señora”, respondió la pescadera. Una enfermera de Lugo, que esperaba su turno, ofreció ayuda. Luego coincidieron en un viaje en Blablacar hacia la playa. Entre curvas, confidencias y salpicones de sal, nació una amistad inesperada. El niño dormía al llegar, con la cabeza en el regazo de la enfermera. La madrileña pensó: a veces, los caminos no vienen en GPS, pero igual te llevan donde necesitas.