En todas nuestras vidas
Sara, 25, Ourense
Ella aún no lo sabía, pero podía controlar el tiempo. Si estaba alegre, sol, si estaba triste, lluvia.
Cuando vio a aquel chico, mirándola a los ojos, se quedó anonadada, sus ojos tenían un brillo especial, sintió cosas que no sabría identificar, pero sabía que parecía haber echado de menos toda su vida a aquella persona, como si lo hubiera estado esperando desde siempre.
Algo frío le acarició la cara, no eran lágrimas.
Era nieve.
Estaba nevando.
No habría sido raro si no fuera porque estaban en pleno verano.
Los copos caían entre ambos, que parecían incapaces de reaccionar.
Cuando vio a aquel chico, mirándola a los ojos, se quedó anonadada, sus ojos tenían un brillo especial, sintió cosas que no sabría identificar, pero sabía que parecía haber echado de menos toda su vida a aquella persona, como si lo hubiera estado esperando desde siempre.
Algo frío le acarició la cara, no eran lágrimas.
Era nieve.
Estaba nevando.
No habría sido raro si no fuera porque estaban en pleno verano.
Los copos caían entre ambos, que parecían incapaces de reaccionar.