CAST / GAL

El momento justo
Vitor, 16, Madrid

Justo en ese momento, los coches se apartaron; los transeúntes desaparecieron, tal vez tomaran otra ruta, tal vez volviesen a casa; las farolas se apagaron; se bajaron las persianas de ese edificio de oficinas que siempre estaba lleno; la luna, nueva, después de 28 días, volvía a esconderse y el guardia de la garita del aparcamiento a su izquierda se colocaba la gorra sobre el rostro y se echaba a dormir. Y así, en la oscuridad, la soledad, la comodidad de la noche y la tranquilidad del sueño, ya no le importaba tanto estar precipitándose hacia el asfalto.
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