Angustia silenciosa
Flor, 56, Arroyo de la Encomienda
Con paso lento va caminando hacia el control de equipajes, primer paso para poder subir al tren. Respira hondo y despacio, deja el bolso en la cinta de equipaje. Pasa y muestra el billete de acceso, busca el vagón, mira las escalerillas, vuelve a respirar. Con pánico sube al tren, empieza a faltarle el aire, el corazón se acelera mientras las puertas se cierran y la máquina comienza su andadura. Para un claustrofóbico el destino es lo de menos, superar ese momento es un logro. No sabe si lo conseguirá.