Cara, cruz y destino
Luna Pereira, 27, Santa Cruz de Tenerife
Finalista
Tras el divorcio de mis padres, todas mis decisiones eran elegidas al azar lanzando una moneda al aire. Creía que, así, todo lo que sucediera estaría destinado a ocurrir.
Paseando por el barrio Gótico de Barcelona, me detuve frente a una pequeña librería no muy concurrida. Decidido, metí la mano en el bolsillo del pantalón: si salía cara, entraba; si salía cruz, seguía caminando.
Salió cara.
Emocionado, abrí la puerta y me encontré a una chica indecisa entre dos libros.
Al entrar, ella lanzó una moneda y, cuando ésta aterrizó en el mostrador, levantó la vista y nos miramos.
Paseando por el barrio Gótico de Barcelona, me detuve frente a una pequeña librería no muy concurrida. Decidido, metí la mano en el bolsillo del pantalón: si salía cara, entraba; si salía cruz, seguía caminando.
Salió cara.
Emocionado, abrí la puerta y me encontré a una chica indecisa entre dos libros.
Al entrar, ella lanzó una moneda y, cuando ésta aterrizó en el mostrador, levantó la vista y nos miramos.