Escucha con atención.
Carlos, 64, Palencia
Grande corre tras pequeña.
La adelanta y, juguetona, vuelve a perseguirla.
Pequeña le saca la lengua, soñando con crecer y alcanzarla.
El tiempo pasa.
El destino les va ganando la carrera.
Ahora van juntas, ni rápido ni despacio, a la par. Se detienen.
Si les preguntas la hora, ya no la saben.
Descansan.
Aunque a veces, más por nostalgia, riñen bajito. Se acusan de adelantarse o de atrasarse, y se desafían a una última vuelta.
Y, por un momento, en el cajón de la cómoda,
se oye un tic, o un tac.
La adelanta y, juguetona, vuelve a perseguirla.
Pequeña le saca la lengua, soñando con crecer y alcanzarla.
El tiempo pasa.
El destino les va ganando la carrera.
Ahora van juntas, ni rápido ni despacio, a la par. Se detienen.
Si les preguntas la hora, ya no la saben.
Descansan.
Aunque a veces, más por nostalgia, riñen bajito. Se acusan de adelantarse o de atrasarse, y se desafían a una última vuelta.
Y, por un momento, en el cajón de la cómoda,
se oye un tic, o un tac.