La mensajera
Nuria, 40, León
Después de su semanal pelea a pedradas con los del barrio contiguo llegó a su portal en la Calle Lancia, número siete, León. Allí estaba ella, de nuevo con otro encargo de su hermana. La niña robusta le entregó una nota: “Tengo ganas de escuchar tu voz esta noche”.
Cuando sonó el teléfono llegó casi de un brinco desde la cocina, y mantuvo la que sería su décima conversación con la desconocida de dulce voz. La curiosidad le hacía estar pegado al auricular cada noche, pero siempre sospechó de esa mensajera y sus verdaderas intenciones, ocultas en una supuesta hermana.
Cuando sonó el teléfono llegó casi de un brinco desde la cocina, y mantuvo la que sería su décima conversación con la desconocida de dulce voz. La curiosidad le hacía estar pegado al auricular cada noche, pero siempre sospechó de esa mensajera y sus verdaderas intenciones, ocultas en una supuesta hermana.