Ochenta y seis
Paula, 22, Lugo
Cada noche, después de su dolorosa ruptura, Dolores le preguntaba:
-¿Por qué a mí? ¿Por qué me castigas así?
Nunca obtenía respuesta, lo que la desesperaba más.
-¿Por qué se fue con ella? ¿De qué carezco?
Se volvió rutina, la ausencia de respuesta la exasperaba.
-¿Por qué fuiste tan cruel?
En la noche ochenta y seis, Dolores gritó desquiciada:
-¡Responde! - exigió-. ¡No lo haces porque tus respuestas no serían justas con este dolor!
Él respondió:
-Deja de llamarme injusto por ser el único que siempre vio tu valor.
Dolores no preguntó más, y el silencio dejó de doler.
-¿Por qué a mí? ¿Por qué me castigas así?
Nunca obtenía respuesta, lo que la desesperaba más.
-¿Por qué se fue con ella? ¿De qué carezco?
Se volvió rutina, la ausencia de respuesta la exasperaba.
-¿Por qué fuiste tan cruel?
En la noche ochenta y seis, Dolores gritó desquiciada:
-¡Responde! - exigió-. ¡No lo haces porque tus respuestas no serían justas con este dolor!
Él respondió:
-Deja de llamarme injusto por ser el único que siempre vio tu valor.
Dolores no preguntó más, y el silencio dejó de doler.