Demasiada comida
Txema, 61, Urretxu
Yo ya les avisé que era muchísima comida, una barbaridad. Aunque sus hijos comieran como limas.
La celebración de la venta de la casa fue por todo lo alto. Zamburiñas, almejas, navajas, gambas, nécoras, dos centollas, dos chuletones...
El padre se atragantó comiendo uno de ellos. Cayó al suelo. Un médico, que, casualmente, estaba en el establecimiento le practicó las maniobras de Heimlich. Mierda, infartó. Un helicóptero medicalizado no logró aterrizar en la finca colindante. Todos los esfuerzos fueron inútiles.
Quedaban dos besugos y los postres. No supe cómo reaccionar. Los dispuse en tuppers para llevar. Qué hubieran hecho ustedes.
La celebración de la venta de la casa fue por todo lo alto. Zamburiñas, almejas, navajas, gambas, nécoras, dos centollas, dos chuletones...
El padre se atragantó comiendo uno de ellos. Cayó al suelo. Un médico, que, casualmente, estaba en el establecimiento le practicó las maniobras de Heimlich. Mierda, infartó. Un helicóptero medicalizado no logró aterrizar en la finca colindante. Todos los esfuerzos fueron inútiles.
Quedaban dos besugos y los postres. No supe cómo reaccionar. Los dispuse en tuppers para llevar. Qué hubieran hecho ustedes.