Carpe diem
David Pascual Ballester, 54, Teo
Así que, caminando, sólo podemos avanzar hacia el futuro y cada paso que damos nos adentra en el presente, que es efímero, tan corto que, una vez vivido, bebido, respirado, pasa a ser ese tiempo pretérito, territorio de recuerdos. Y ese futuro puede ser más o menos atractivo en su planteamiento pero no podremos juzgarlo de manera objetiva hasta que no se convierta en presente, sea vivido, bebido y respirado y al fin, ese destino, se transforme también en pasado.