Abismo
Judith, 34, Valladolid
Caer en el abismo más profundo. Tres palabras y el sonido silencioso de un corazón que no late, de un vacío inconmensurable. Un remedio artificial que asume la decisión que la naturaleza, sabia, aún no ha tomado. Fluidos que descienden al ritmo de las contracciones. Cristalina, una lágrima recorre la mejilla, rebasa el mentón y cae. El destino así lo ha querido. Mi hijo, carmesí y granate, pierna abajo, se pierde al fundirse con las fibras de la alfombra.