El primer paso.
Roque Raán, 18, Oleiros
Desde niño soñaba con mares lejanos, con lugares en donde el sol se fundía con el horizonte. Pensaba que ese camino estaba marcado, pero el miedo me detuvo. Años después, en un pequeño café, una voz familiar me recordó esos sueños olvidados. Fue entonces cuando comprendí que el rumbo no es algo que espera, sino algo que se encuentra en cada paso que decides dar. Y esa tarde, por fin, empecé a caminar.