Determinismo nominal
José Ramón, 53, Galindo y Perahuy
Finalista
Ladrón no era su apodo, sino su apellido. Ignacio Ladrón de Guevara. A pesar de llevarlo escrito en cada documento, jamás robó nada.
Pero el destino, burlón, lo condenó desde niño: perdió becas, empleos, hasta amores, solo por llamarse así.
Un día, cansado, decidió hacer honor al nombre. Robó una joya —la primera, la última— y en la prisión, sonrió al funcionario.
—¿Nombre?
—Ignacio Ladrón, por fin con motivo.
Y durmió tranquilo.
Pero el destino, burlón, lo condenó desde niño: perdió becas, empleos, hasta amores, solo por llamarse así.
Un día, cansado, decidió hacer honor al nombre. Robó una joya —la primera, la última— y en la prisión, sonrió al funcionario.
—¿Nombre?
—Ignacio Ladrón, por fin con motivo.
Y durmió tranquilo.