La profecía
Die, 34, A Coruña
Le había obsesionado durante demasiado tiempo. No salía de casa, había cortado la luz y tirado todos los objetos punzantes. Se acercaba la hora y mientras ella cerraba sus maletas, él buscaba nervioso por las ventanas una amenaza invisible.
“... y en ese instante, dejarás de ver la luz para siempre.“
No se lo podía sacar de la cabeza.
La alarma sonó a la vez que un portazo. Solo, en esa estancia vacía y oscura, lloró, rió y celebró, al creerse vencedor sobre la providencia.
“... y en ese instante, dejarás de ver la luz para siempre.“
No se lo podía sacar de la cabeza.
La alarma sonó a la vez que un portazo. Solo, en esa estancia vacía y oscura, lloró, rió y celebró, al creerse vencedor sobre la providencia.