Una sonrisa, muchas palabras
Pablo Suárez, 34, Culleredo
Finalista
A sus seis años, el mundo era para Julia un lugar ruidoso y lejano. Los médicos hablaban de barreras, terapias y diagnósticos. En uno de los paseos matinales de verano, un can de aspecto afligido y libre de ataduras se paró en seco, tumbándose a su lado. No hicieron falta palabras. Julia lo miró… y sonrió. Lo llamó Destino. Con él, llegó la calma y, poco después, brotaron palabras. Esas que los médicos intuían tan poco probables. Se habían encontrado justo cuando más se necesitaban. Porque a veces, el amor llega con cuatro patas y un propósito.