Ella y las noches
Petirrojo, 46, Vigo
Estábamos en la luz opuesta, en ocasos diferentes y veníamos de latitudes distintas.
Lo que sí pude sentir esa noche de verano era que todo había salido mal, excepto una cosa, vi en sus ojos algo inescrutable que me atravesó para siempre.
Una mera casualidad nos llevó a encontrarnos ese día en San Juan, centro telúrico de fuego y sal marina.
La tormenta nos llevó de vuelta y, allí, en el taxi, descubrí quién era, una fuerza de la naturaleza, mi madre, mi hermana y mi amante.
En su espejo me descubrí extrañado,
para recordar.
Ella y las noches.
Lo que sí pude sentir esa noche de verano era que todo había salido mal, excepto una cosa, vi en sus ojos algo inescrutable que me atravesó para siempre.
Una mera casualidad nos llevó a encontrarnos ese día en San Juan, centro telúrico de fuego y sal marina.
La tormenta nos llevó de vuelta y, allí, en el taxi, descubrí quién era, una fuerza de la naturaleza, mi madre, mi hermana y mi amante.
En su espejo me descubrí extrañado,
para recordar.
Ella y las noches.