CAST / GAL

Moiras de piedra.
Esquiop, 17, Moras

Destino. Es el niño hambriento, que extiende sus brazos cansados hacia el yermo celeste. Espera que formen, de constelaciones rotas, el ya ido rostro de su padre. El murmullo del tiempo, monótono, caótico por veces. El carro que lleva posibles y jamases en nupcias eternas, llamadas alma. Pronto amainará la lluvia de la vida, polvo póstumo la reemplazará sobre el agua de la causalidad. Pero en cada estrella brilla una historia, grabada en incesante azar. Donde separen los instantes, cuando el beso consuma el milagro y la desaparición inminente, sabré que somos lo más hermoso que existió bajo el cielo.
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