CAST / GAL

EL ASCENSOR
Verónica, 51, A Coruña

Abrí la puerta y entré en el ascensor, mi cita y mi destino se encontraban ya sellados al cabo de la calle. Marqué el cero y el ascensor comenzó su descenso. Mala suerte. Bajó a la planta del garaje. No había nadie. Marqué otra vez e inició otra vez su ascenso. Esta vez paró en el tercer piso sin abrir la puerta. El ascensor no me obedecía y seguía ascendiendo o descendiendo a placer. Presa del pánico, marqué la planta deseada y paró en el segundo, con el mismo resultado. Llamé, supliqué, pero ese ascensor me tenía a su merced.
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