Todo está escrito
Nuria, 40, León

Un despacho antiguo recubierto de estanterías que impiden ver la pared. Un butacón de cuero delante de una enorme chimenea que ilumina toda la estancia y deja ver un tablero de ajedrez. Un encapuchado con una túnica que oculta su rostro maneja las piezas. Con un sencillo movimiento diagonal del alfil puede ponerme en una tesitura de lo más variopinta. Mi reacción ante dicha encrucijada será comprobada en alguno de los tomos de la biblioteca que contiene la respuesta de lo que me espera con la decisión que he tomado.
¿Si creo en Dios? ¿Quién es ese? Mejor llámalo Destino.