CAST / GAL

Sin clemencia
BONASKI, 52, A coruña

Normalmente hago el bien, pero a veces no es tan sencillo. Uno hace lo que tiene que hacer y hay efectos colaterales. Es como jugar a ser Dios y decidir el destino de otros.
Preparé mi arma, calibré su peso en mi mano. Sin clemencia la empuñé en un golpe seco y certero. El cuerpo inerte cayó sobre el suelo.
Me deshice del cadáver.
Ya tranquilo, continué mi tarea sin ningún zumbido molesto.
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