¡Arde Troya!
Almudena, 59, Madrid
Salió dando un portazo. La ira le salía por los ojos y por la boca en forma de espumarajos. Estaba tan rabioso que arrojó las llaves contra el primer seto que vio. Después se arrepintió y volvió a buscarlas, ya era noche de luna negra, pero le resultó fácil porque estaban en la acera, más allá, un montón de periódicos leídos y al lado una caja de cerillas. Miró a las ventanas, todo apagado, todos dormidos… Abrió con sigilo y prendió una hoguera en el salón. Salió dando un portazo y, más tranquilo, lanzó las llaves contra el mismo seto.