CAST / GAL

Destino eterno
Ilecara, 66, Pozuelo de Alarcón

Nunca pensó que acabaría siendo un ángel. Él tenía que ser pastor de cabras en la sierra de Gádor, como estaba escrito desde hacía generaciones. Pero su cuerpo no logró tomar forma aquel verano de hace cientos de años y el alma escapó un día del cuerpo de su madre y quedó flotando a la deriva hasta que se perdió en las alturas de aquel cielo tan seco que quemaba.
Su hermano fue pastor de cabras, como lo fue su hijo y el hijo de su hijo y también el nieto de su hijo...
Él sigue siendo un ángel.
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