Buscando un sueño
Beduina, 54, Vigo

Casa noche, envuelta en la oscuridad de la noche y mecida por el viento, pensaba en cuál habría sido su destino. Esa incertidumbre se me clavaba en el alma como cuchillos. Recordaba su piel morena, su cabello rizado y esa sonrisa franca e ingenua. Intenté impedir su partida, pero me fue imposible. Mis argumentos chocaban contra un muro de determinación y valentía. En el fondo lo entendía. Yo hubiera hecho lo mismo.
Han pasado ya tres años y sigo en la misma incertidumbre. Quizás sea mejor, ya que su destino era el de morir ahogado intentando cumplir su sueño.
Han pasado ya tres años y sigo en la misma incertidumbre. Quizás sea mejor, ya que su destino era el de morir ahogado intentando cumplir su sueño.