Victoria.
Aripeval, 15, Palencia
Llego a mi casa con la moral por los suelos, igual que cada vez que salgo. Me tumbo sobre una alfombra y observo el techo, preguntándome por qué sigo viviendo, por qué el destino es tan cruel conmigo, por qué no puedo ser como los demás.
Comienzo a buscar culpables reparando en que mi personalidad es el verdadero problema y, quien me la asignó, el responsable de cómo me siento. Me decido y cojo una moneda para lanzarla al aire, "destino, ya que tú decidiste cómo soy, decide si moriré hoy, cara vive, cruz muere".
Y él elige cruz.
Comienzo a buscar culpables reparando en que mi personalidad es el verdadero problema y, quien me la asignó, el responsable de cómo me siento. Me decido y cojo una moneda para lanzarla al aire, "destino, ya que tú decidiste cómo soy, decide si moriré hoy, cara vive, cruz muere".
Y él elige cruz.