CAST / GAL

El último vagón
David, 44, VIGO

El último vagón

Cada día tomaba el tren sin mirar atrás, siempre corriendo, siempre tarde. Pero aquel martes, algo cambió. Subí al último vagón, ese que siempre evitaba por superstición o rutina. Allí, entre el murmullo de las ruedas y el crujido del metal, la vi: la sonrisa de un recuerdo, la mirada de un futuro. Nos sentamos frente a frente, como si el destino también viajara en tren. No hablamos, pero entendimos todo. Al llegar, ella bajó sin mirar atrás. Yo no la seguí. Desde entonces, siempre espero en el último vagón, por si el milagro decide repetirse.
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