El ciclo eterno
Lucía Fernandez, 20, Santa Marta de Tormes
En cada vida dos almas se buscan sin saberlo. A veces son hermanos, otras enemigos, amantes o extraños que cruzan miradas. Siempre se encuentran. Siempre se reconocen. Y siempre terminan destruyéndose: con palabras, armas o traiciones. No importa el momento ni el cuerpo que habiten; el destino los entrelaza como fuego y ceniza. No están hechos para amarse, solo para arrastrarse al abismo, una y otra vez. Y, aún así, en cada vida, buscan cómo romper el ciclo, porque saben que el destino puede ser reescrito.