CAST / GAL

El destino
imcorso, 48, Madrid

Finalista

Cuando recobró el sentido se encontró con unos ojos azules como el mar que lo miraban fijamente. La niña contra la que había chocado tenía la cara tan pegada a la suya que probó a sumergirse en aquellas pupilas y, sin querer, fue testigo de su propia vida: el primer beso, las primeras caricias bajo la ropa, noches de vino y rosas, hipoteca, Samuel y Leonor, tres nietos, la sonrisa arrugada desde la cama del hospital y un último beso… Cuando ella le tendió la mano para preguntar: «¿Quieres…?», él no dejó que concluyese la frase y respondió: «Sí, quiero».
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