¿Solo una manzana?
wisabel, 55, Palencia
Maduré lentamente bajo el sol, aferrada al árbol que me dio vida. Soñaba con un final glorioso: ser elegida, admirada, recordada. Un día, alguien me arrancó. Temí morir en manos de alguien. Pensé que todo había terminado. Entonces me di cuenta de que mi final era el sustento que daba vida a esa persona. Entonces comprendí: el destino no siempre cumple nuestros sueños, pero siempre cumple su propósito.