Esperanza
Maro, 53, Vigo
El dolor me despierta. Abro los ojos y la penumbra me envuelve. Cinco minutos para que los altavoces repitan, como un mantra, la prohibición de subir a la superficie. Sobrevivir significa convertirnos en moradores de las profundidades.
Hace 11 días que ha comenzado el verano. La capital se ha convertido en un horno donde vivir es imposible. Sueño con la brisa del mar y el olor a tierra mojada, mi Galicia añorada, abandonada por los cantos de sirena del triunfo fácil, que errado estaba. Comienza el sorteo de los elegidos al refugio climático. Cruzo los dedos.
Hace 11 días que ha comenzado el verano. La capital se ha convertido en un horno donde vivir es imposible. Sueño con la brisa del mar y el olor a tierra mojada, mi Galicia añorada, abandonada por los cantos de sirena del triunfo fácil, que errado estaba. Comienza el sorteo de los elegidos al refugio climático. Cruzo los dedos.