El camino
María José, 49, A Coruña

Iba caminando por un estrecho sinuoso, los árboles frondosos dejaban caer sus ramas casi a mis pies.
La vida se me hacía al igual que el lugar por donde transitaba: cuesta arriba.
Pensaba en todo lo que quedaba atrás y solo podía sonreír, todo se perdería al llegar al final del camino.
Las nubes amenazaban con reventar en una inmensa tormenta que seguro limpiaría mi alma y mi cuerpo, fundiéndose con mis lágrimas.
Cuando llegue a la cima, miré por encima de las rocas y vi la cascada que caía hacia el lago, era mi destino.